NUESTRO PRIMER CONCURSO

Con un café en mi mesa te cuento nuestra experiencia de este fin de semana, lo que fue nuestro primer concurso hípico en el que «casi» no tuvimos nervios, ahora ya te digo yo que no se puede ir así…

Primero porque el miedo a lo desconocido es ¡mu´ malo! y segundo porque en esta familia, la mía, somos tan tranquilos que damos pasos a veces muy a la ligera sin estudiar mucho el camino. Que sí, que tiene más emoción, pero en este caso no fue buena idea.

Nuestras niñas montan a caballo desde los cinco años. Ya sabéis esa manía que tenemos los padres de apuntarles a actividades que nos encantan a nosotros y que pensamos que seguro a ellas también. Y sí, después de unos años la mayor sigue y la pequeña ya hace tiempo decidió que si ya sabe montar, trotar y galopar,…¿para que más? suficiente, ¿no? Ella probó y eligió no seguir cosa que respetamos claro. Nosotros les ofrecemos vías de desarrollo personal, desde la creatividad, el deporte, el idioma, y ellas van escogiendo según la personalidad de cada una lo que más les gusta (menos las clases de inglés y natación que son in-negociables)

El concurso de saltos de este fin de semana fue un paso más que ya le apetecía dar a nuestra niña. Primero preguntamos al profesor si era buena idea, y una vez teníamos su aprobación nos convocaron el sábado y allí que nos presentamos ¿Que cual fue el error? ¿Por qué digo que no se puede ir así? Pues porque por lo menos hay que ir un día de campeonato antes de participar y ver el funcionamiento. Ya os digo que en esta casa somos muy tranquilos.

Asignado el caballo esa semana, Gaudí, se salta el sábado y el domingo se vuelve a saltar con un recorrido diferente pero que ya puntúa para el campeonato ¡No es solo saltar! Unos minutos antes, tienen que memorizar el recorrido pisando la pista acompañadas de sus profes. Ellos les van indicando: aquí el primer obstáculo, allí el segundo…

Más tarde y en el orden de participación, van pasando ante un público amable (todo padres y amigos) un cronómetro y unos jueces. Es un momento que recordando lo vivido mas tarde en casa, me pareció muy positivo para ella y os digo porqué. Tienen que aprender a gestionar sus nervios, a concentrarse, a aislarse del mundo y no preocuparse si te están mirando, y no es un juego porque si no vas bien, te puedes caer….¡Ya! parece «heave» pero si lo pensáis bien es toda una experiencia en gran parte enriquecedora. Poco a poco van saliendo de nuestra burbuja y se van enfrentando a situaciones donde papa y mama no están. Con mucho ánimo por nuestra parte y mucha energía lo vivió feliz. El primer día desbordada un poco ante lo desconocido pero el segundo disfrutó muchísimo, tanto que hizo pandilla con las niñas de su edad que participaban con ella y pasaron la tarde juntas viendo a «los mayores» en un ambiente la verdad muy bueno. Todo un descubrimiento.